martes, 20 de agosto de 2013

SOBRE EL GOLPE MILITAR EN EGIPTO


Ha habido un golpe militar en Egipto. Una vez más constatamos que hay golpes militares de primera y golpes militares de segunda, según sirvan a unos u otros intereses. En este caso las cancillerías occidentales, empezando por EEUU e Israel y acabando por la UE, han respondido con evasivas a las preguntas directas de algunos periodistas independientes sobre la legitimidad de tal golpe militar. "Qui tacet consentire videtur “.Quien calla otorga. Hay más. Es evidente la contrariedad para ciertas oligarquías y gobiernos de estados capitalistas de que, fruto de la “ primavera árabe”, surgiera en Egipto un gobierno islamista contra el que se intrigado desde su nombramiento. Los periódicos oficialistas no independientes, por desgracia los más influyentes en la opinión pública, han hecho el resto: no dar cabida a las opiniones en contra, dar a entender que el golpe militar era conveniente y mostrarnos cómo el capitalismo mundial ha bendecido el golpe militar haciendo subir las bolsas de dinero especulativo.

Al margen de ideologías, propongo la siguiente reflexión. Si no condenamos los golpes militares, sean del signo que sean, la democracia se convierte en una trampa. Así de sencillo.

Veamos el proceso, en este caso en relación con “la primavera árabe”. Aunque no se necesita ser muy perspicaz para darse cuenta que eso mismo ocurrió con motivo del golpe militar contra la segunda República española, de cuyo rédito a favor o en contra todavía viven algunos políticos, o más recientemente en el año 1973 con el caso Allende en Chile,etc,etc. Se nos invita a la participación ciudadana en unas elecciones y se nos llama “ amigos de la democracia”.


Pero acaso, ¿No tiene la democracia sus propias leyes?

El pueblo Egipcio votó mayoritariamente a los Hermanos Musulmanes, como los españoles votaron la República o los chilenos a las izquierdas de Salvador Allende. ¿Razones? Muchas y complejas . En general en los momentos de transición votamos a quienes nos parecen más justos. Es decir la gente vota contra el exceso de poder, la corrupción , el sometimiento de la justicia y las lacerantes desigualdades sociales del régimen anterior. Luego vienen los 23-F , más o menos exitosos, como que el se acaba de producir en Egipto, que llevan las aguas al molino.

Sin embargo para los que han salido elegidos, la cosa es mucho más trágica. Del día a la mañana se convierten de “elegidos democráticamente” en “ enemigos del pueblo” por obra y gracia del golpe militar. La sentencia inapelable: persecución, en cualquier caso prisión, quizás la muerte.

¡Ah! Y no se me argumente que Hitler subió al poder como consecuencia de una votación democrática porque entonces mejor no votamos.

© Rafael Rodrigo Navarro



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