LIBROS PUBLICADOS

EL DESARROLLO EVOLUTIVO DEL NIÑO

APUNTES PARA EDUCADORES Y PADRES

EL SEGUNDO SEMESTRE DE VIDA ( 6-12 meses)


Autor: Rafael Rodrigo Navarro. Licenciado en Filosofía y Letras. Sección Pedagogía. Doctor en Psicología

INTRODUCCIÓN

Este segundo librito sobre el desarrollo evolutivo lo dedicamos a estudiar el segundo semestre de vista desde la doble perspectiva, como ya hicimos con el primero, de la conducta manifiesta , lo que hace el niño, y la búsqueda del sentido evolutivo de dicha conducta en el marco de un proceso adaptativo más amplio..

Cuando hablamos de esquemas de percepción o de inteligencia nos referimos precisamente a esa conducta profunda de la que deriva la conducta observable. No puede ser comprendida la una sin la otra.

Cuando en los nuevos sistemas educativos se habla de capacidades , esa realidad tan importante en el desarrollo del niño pero tan difícil de evaluar con los esquemas tradicionales, nos referimos a sus procesos madurativos. Se trata de constatar si el niño, el bebé en este caso, ha consolidado ciertos aspectos de su desarrollo que le potenciaraN en la adquisición y desarrollo de nuevas capacidades. En este sentido determinados aspectos de la conducta externa al esquema, la que ejercita el bebé a diario , puede ser indicativa del nivel de adquisición de esa capacidad.

En este sentido, seguimos ofreciendo al lector las escalas correspondientes al segundo semestre para que educadores y padres puedan de manera sencilla y práctica hacer sus propias observaciones sobre el desarrollo de sus hijos.
Durante el segundo semestre de vida vamos a asistir a un cambio cualitativo en la capacidad representativa. Las imágenes mentales, que ahora se construyen, serán en un futuro próximo las ideas y los conceptos que van a permitir desarrollar el lenguaje.

Aparece la memoria visual y se produce el descubrimiento de señales o indicios relacionados con las cosas , un rudimentario esquema que será la base para que el niño llegue a tener en el futuro la capacidad de captar lo temporal.

Desde el punto de vista del desarrollo motor es la edad del gateo, la postura erguida y la bipedestación. Y también en esta época, desarrollan y consolidan la imitación, de enorme importancia para su inteligencia futura, pues a través de ésta se desarrolla la capacidad de simbolizar. Se da así un gran impulso a la socialización al poder relacionarse con el resto de seres humanos a través de los símbolos.

Agradecemos la gran acogida de los apuntes sobre el primer trimestre en la vida del niño y procedemos a compendiar este otro grupo de observaciones y reflexiones con el mismo propósito de que sea una herramienta útil y al mismo tiempo amena para padres y educadores




CAPITULO PRIMERO

IMITANDO A TODO TREN


Hemos hablado del nacimiento de la imitación, fenómeno que tuvo lugar a lo largo del primer semestre de vida , sin embargo, ahora vamos a asistir, desde los primeros meses del segundo semestre, un tipo de ejercicio sistemático de esa capacidad de imitación , pues la imagen mental que ,como ya dijimos, hace de “negativo fotográfico” , teniendo su propia evolución, ha progresado en un doble sentido : en que cada vez se “ impregnan “ , se asocian pasivamente más imágenes, precisamente porque la capacidad para captar visualmente aspectos de la conducta de los demás ya está madura, más complejas y en segundo lugar aumentando considerablemente la velocidad de la copia.

La imitación es, como decía Jean Piaget, biólogo suizo que estudió en los años sesenta del pasado siglo detalladamente la conducta de los niños durante la primera infancia, “ una acomodación pura” . Con ello quería decir que la tendencia del niño a partir de esta edad será la traducir a conducta las imágenes que han quedado interiorizadas en la mente del niño. entrado en su mente y lo hará por puro juego, por la propia necesidad de crear conducta propia a partir de dichas imágenes. De esta manera ejercitando esa acomodación en el vacío, en contraposición con otro tipo de acomodación a una realidad externa, el niño se capacita para imitar cada vez mas y mejor. Por supuesto, esta imagen no es ni mucho menos todavía un calco fiel de la realidad que le rodea, sino lo que selectivamente ha percibido de ella. La capacidad de imitación dará más tarde lugar al juego simbólico, al que dedicará tanto tiempo a partir de los dos años de edad y hasta una edad ya avanzada.

El niño , con el juego, no se adapta sino a su propia imagen de la realidad. Con la imitación nace la capacidad para jugar y esto tiene un importante doble efecto : hacer progresar su conducta perfeccionándola sin la tensión propia de una acomodación a una realidad externa que siempre exige un esfuerzo, y al mismo tiempo ampliar el propio esquema imitativo desarrollando una imagen interior cada vez más ajustada a lo que le rodea. Hay pues en la imitación un progreso conjunto de asimilación de lo exterior y evolución de la imagen interior.

Veamos algunos ejemplo relacionados con la imitación de sonidos:

A los siete meses y tres días : Se le presenta el sonido “ Ahhh “ . Ríe . Luego abre la boca, imitando el movimiento de la misma, pero no emite ningún sonido. Cuando se deja de presentar el modelo, emite tranquilamente el sonido imitándolo correctamente. Es decir la respuesta que se produce espontáneamente es la sonrisa que viene a ser como un indicador de que la imagen ha sido captada. Evidentemente , el bebé, en este caso no puede dar la respuesta imitativa de forma inmediata, pero sí lo hace diferidamente. Un comentario para edades posteriores: valoremos siempre las respuestas de los alumnos aunque no sean las respuestas esperadas, busquemos su significado evolutivo.

A los siete meses y diez días: Imita inmediatamente sonidos que no ha imitado nunca anteriormente, tales como pfs , abu, etc. No obstante, aunque no los haya imitado, estos sonidos sí han sido producidos espontáneamente con anterioridad. Generalmente a esta edad no se imitan sonidos totalmente de forma inmediata. La velocidad de imitación es una velocidad de evocación de algo que ya esta ejercitado.

A los siete meses y veintisiete días : Oye un ruido en la lejanía y lo imita inmediatamente, más o menos a la altura del tono requerido y con un sonido único y prolongado.

En lo que respecta a gestos derivados del esquema de prensión imita correctamente el gesto de rascar la sábanas y el de golpear un objeto.

En la imitación de sílabas dobles tales como ma-ma, pa-pa, te-te, que también se da a esta edad, no existe ningún contenido significativo. No obstante el bebé está aprendiendo a emitir un tipo de sonidos que le van a ser útiles socialmente ya que los adultos se encargaran de proporcionarle el significado.

Del mismo modo aparecen a esta edad las llamadas “ falsas imitaciones” en las que el bebé ejecuta una conducta que no es consecuencia directa de la maduración del esquema de imitación (acercamiento y reproducción de la imagen mental ), sino simplemente debido al hecho de que el adulto refuerza la respuesta proporcionando gratificación al bebé. En este caso, la conducta desaparece en cuanto el adulto deja de gratificar la acción.


CAPITULO SEGUNDO


EL BEBE ADQUIERE LA CAPACIDAD DE EXPLORAR ADECUADAMENTE EL MUNDO DE LOS OBJETOS QUE LE RODEA

Al inicio del segundo semestre de vida asistimos a una aparición de conductas tan variadas, que nos hace pensar que la rigidez anterior ha desaparecido y existe ya flexibilidad en la imagen mental. La consecuencia más directa de esta flexibilidad va a ser la de permitir al bebé realizar diferentes maneras de exploración de objetos. Incluso llegará como ocurre un poco más adelante a partir del séptimo mes de vida, dejarse guiar en su exploración por las características de los mismos.

La siguiente observación corresponde a un bebé de seis meses y un día : El bebé está solo en la cuna y tira de las cortinas de la misma. Tira de ellas, las suelta, las vuelve a tomar. Cuando suelta la cortina, mira sus manos que se le han cerrado y las abre lentamente mirando atentamente el movimiento de sus dedos . Repite esta acción unas diez veces. En realidad está “reflexionando” sobre lo que ha hecho, está aprendiendo a cerca de su propio gesto. Esta capacidad de percibir lo que hacemos es de capital importancia. Va a diferenciar a los niños excesivamente impulsivos de los que no lo son. Aquellos tiene dificultad de poner atención sobre lo que hacen. Pero es precisamente poniendo atención en lo que hacemos como adquirimos el control de nuestra impulsividad. Ayudar a fijarse en lo que se hace es una de las mejores terapias para niños impulsivos aplicable a edades posteriores.

Al principio, cuando aplica un gesto a un objeto desconocido y este no produce el resultado apetecido, suele permanecer largo rato intentándolo a pesar del fracaso, pero poco a poco se dará cuenta que tiene la posibilidad de cambiar de esquema para conseguir lo que se ha propuesto. A los ocho meses le podemos ver ya cambiando rápidamente de uno a otro en busca del esquema apropiado.

A los ocho meses y dieciséis días observamos que ante un objeto desconocido , el bebé lo coge, le da la vuelta, lo palpa, le habla ( sonidos) , lo sacude, lo golpea, y se arquea.

Con el desarrollo de la capacidad representativa y la correspondiente flexibilidad mental en el cambio de esquemas orientados a una meta aparece un principio general que regirá todo aprendizaje: la capacidad de “equivocarse”. Capacidad a la que se atribuye a partes iguales con el acierto el progreso de la ciencia.

El “ fracaso” inherente al desarrollo humano explica el progreso del conocimiento tanto como el éxito. De hecho la forma más primitiva de aprendizaje, y muy eficaz en numerosas ocasiones, es el llamado “tanteo”, es decir, la aplicación de un esquema de conocimiento basado en el ensayo y error.

Al explorar un mundo cada vez más rico en novedades, aparecen situaciones en las que lo nuevo no encaja bien en nada de lo que el bebé tiene en su mente hasta ese momento. Es necesario que perciba ese “ no encajar “, pues de lo contrario no pondrá en marcha su mecanismo de búsqueda. Ahora bien, la búsqueda va dirigida en primer , como ocurre también en el pensamiento adulto, a las sensaciones o imágenes interiorizadas que ha construido durante los últimos meses. A través de ellas encuentra las soluciones.

A partir de este momento ese mundo interior compuesto por múltiples imágenes empieza a tener más importancia si cabe. Con él, y a través de él, el bebé, unas veces guiando su acción y otras completando la acción ya iniciada ,empieza a encontrar soluciones adecuadas a los problemas que empieza a plantearle la adaptación a la vida.

A esta edad caso se trata de resolver simplemente problemas relacionados con aspectos tales como acoplar objetos, moverlos , introducirlos en recipientes, etc.

Cuando mayor riqueza de sensaciones e imágenes interiores haya desarrollado, mejor podrá captar los fenómenos exteriores. Esta forma de proceder de la inteligencia es la que explica los más grandes descubrimientos de la ciencia, puesto que conocimiento no es sino una interrelación entre nuestras percepciones sensoriales ( lo que nos presenta la realidad del mundo exterior) y nuestras imágenes interiores ( ideas y teorías).Y sabemos que quien no ha creado y tiene una buena teoría, no puede alcanzar el conocimiento científico propiamente dicho.

Si observamos a un bebé de siete meses que trata de coger un objeto demasiado grande y que se le escurre de las manos, veremos que acaba encontrando el gesto ya ejercitado que que le sirva ahora para empujar el objeto con la parte lateral de la mano. Y le resulta por su novedad tan interesante, que puede pasarse a su vez largo rato experimentando con él.

De la misma manera, podemos observar que cuando le cae un objeto de las manos consigue captar la caída del objeto y acaba aprendiendo a tirarlo en una determinada dirección. De este modo crea a partir de gestos antiguosí un nuevo gesto orienatado al lanzamiento de objetos.

En la medida que la representación progresa y aumentan las imágenes mentales, el bebé empieza, en cierta manera, a prever acontecimientos. Ahora bien, como esta capacidad es todavía rudimentaria, sólo podemos hablar de la captación y emisión de indicios o señales y no de la ejercitación de una actividad realmente previsora.

Así llora por las mañanas en cuanto oye crujir la cama de su madre, reclamando así el biberón . Es esta una observación realizada a los siete meses y diez días.

A los ocho meses y cinco días vemos que grita ya de una forma característica (grito de hambre), nada más su madre entra en la habitación, cuando unos instantes antes estaba callado. También se produce ese grito, si quien entra en la habitación es el padre.

En ambos casos las previsiones del bebé están ligadas a las satisfacciones de sus necesidades, por tanto hay que decir que su capacidad de emitir e interpretar indicios es limitada.

La importancia de la captación y utilización de la señal está en que el primer y más rudimentario esquema de percepción del tiempo que posee el ser humano tiene que ver precisamente con aquellas señales que acompañan de forma regular a los acontecimientos.

Además a esta edad la imagen interior construida a través de coordinaciones de sensaciones nuevas, obtenidas a lo largo del primer y el segundo trimestre, lsirve para actuar de forma cada vez más inteligente pues , gracias a su memoria visual, puede ampliar la búsqueda a objetos que incluso han desaparecido de su vista por unos momentos, sin que por ello se detenga la búsqueda.

Así a los seis y siete meses de vida, si un objeto le cae de las manos, lo busca en donde lo ha visto anteriormente. Lógicamente no sabe todavía nada de trayectorias pero observaciones de este tipo indican que retiene perfectamente no sólo la imagen del objeto, sino también aspectos del contexto. Así cuando es él quien tira el objeto , en ese caso, sí sabe dirigir la búsqueda en la dirección en que tiene la mirada. Aunque sigue sin poder seguir la caída del objeto.

Sin embargo al octavo mes ya busca sistemáticamente por el suelo, cuando se le cae el objeto involuntariamente de las manos. Y al noveno mes busca en la dirección en la que se ha producido el ruido de la caída o dirige correctamente la mirada hacia donde ha caído un objeto aunque no lo estuviera manipulando en ese momento.

La memoria visual progresa rápidamente durante todo el segundo semestre de modo que puede recordar algo (observación hecha a los nueve meses y nueve días) aunque en ese espacio de tiempo haya mediado otra acción, como el caso, que relata J. Piaget , en que el bebé recordó perfectamente el lugar donde estaba una persona , después de haber jugado un rato con una segunda, dirigiendo su búsqueda al lugar exacto en donde había quedado la primera.

Este volver de nuevo a las acciones interrumpidas recibe el nombre de reacciones circulares diferidas . Con ello se quiere dar a entender que sigue existiendo aquel esquema circular inicial del que hemos hablado en diversas ocasiones a partir de las primeras conducta reflejas del los primeros días. De hecho significa que el bebé continua volviendo siempre a un inicial punto de partida , pero lo que es más importante, significa también a estas alturas del desarrollo infantil existe ya una huella o capacidad representativa basada en este movimiento circular perfectamente adquirida, de modo que ahora el niño la utiliza para volver a acciones interrumpidas con anterioridad. Se trata de una nueva capacidad adaptativa.


La ampliación de la percepción del espacio , le lleva a su vez a un progreso en la captación y previsión del movimiento de los objetos. Así realiza anticipaciones cada vez más correctas de la ubicación sucesiva de un móvil teniendo en cuenta sus desplazamientos, pero de forma limitada. Afectan estas previsiones exclusivamente a prolongaciones de acciones en curso y realizadas por el propio niño. De momento el movimiento del objeto forma un todo con las impresiones sensomotrices que acompañan al movimiento de ojos, cabeza o tronco. Así pues sólo buscará aquello que ha pasado básicamente por sus manos. Si pierde de vista un objeto en movimiento, entonces o bien prolonga los movimientos esbozados o bien vuelve al punto de partida
.
Veamos algunos ejemplos ilustrativos de de la utilización estos esquema representativos:

Ocho meses y treinta días : Araña una caja colocada a su izquierda. Abandona esta acción cuando una persona aparece por su derecha y suelta la caja entreteniéndose a continuación con la persona que ha entrado. Luego de un rato, retira la vista bruscamente de la persona con la que se había distraído y vuelve a la posición adecuada para tomar de nuevo la caja y seguir jugando.

Nueve meses y tres días : Trata de tomar la manta detrás de su cabeza. Se distrae al serle presentado un juguete. Lo mira y trata de tomarlo, pero bruscamente interrumpe la acción y busca detrás de ella con la intención de tomar la manta de nuevo.

Otra de las consecuencias directas de contar ya con una memoria visual más o menos desarrollada, es que puede reconstruir la imagen total a partir de una parte visible del objeto.

Veamos la evolución de lo que acabamos de comentar. Al principio del semestre, a los seis meses, el bebé es capaz de descubrir el biberón oculto del que sólo es visible una parte, o un lápiz que sobresale 2 ó 3 cm ; pero a los siete meses aparta con prontitud un obstáculo que le impide ver una cara o a una persona que se le acerca. Del mismo modo baja con una mano un almohadón que oculta la mitad inferior de una caja.

Sin embargo aunque haya visto ocultar un objeto, si éste queda totalmente oculto, no lo busca. Aunque los movimientos de ocultación sean lentos, el niño de esta edad seguirá la mano que ha ocultado totalmente al objeto, pero no buscará el objeto en el lugar ocultado.

A la edad de nueve meses el bebé ya levanta un cojín o una manta para buscar un objeto totalmente oculto, señal de que es capaz de retener su imagen el tiempo necesario. Al principio lo que hace es encontrar lo que esta siendo percibido en ese momento, por ello al menor obstáculo abandonara la búsqueda; pero luego esta búsqueda se hace persistente e incluso puede ser intercalada con otras acciones, de modo que el bebe volverá de vez en cuando a buscar el objeto. A esta capacidad le llamaremos concentración tanto para explicar lo reducido de la misma como pare indicar que el esquema que está siendo ejercitado no desaparece de su mente y puede ser completado en etapas sucesivas.



CAPITULO TERCERO

UN BEBE MUY CUCO

Ya vimos que la sonrisa aparecía con prontitud en la cara de un niño, como un simple mecanismo de relajación de la comisura de los labios. Así pues esbozaba fácilmente sonrisas mientras dormía durante los primeros meses. Pero, cuando esa sonrisa aparecía durante el día tenía la virtualidad de desencadenar en el adulto un torrente de gestos, movimientos, tonos de voz y palabras alegres, al creer que efectivamente el bebé les estaba sonriendo. La importancia de este efecto mutuo transcendental a lo largo de todo el primer año de vida, pues se establece un sistema – respuesta concatenada - que además de proporcionarle un sin fin de estímulos, brinda al bebé la ocasión de crear un esquema de relación social en el que a una acción sigue otra tanto en un sentido (el adulto se mueve cuando el bebé sonríe ) como en el contrario ( el bebé sonríe cuando el adulto se mueve ).

Estas reacciones mutuas , en feed-back, tienen gran importancia para el progreso de la relación social en general y darán lugar, a lo largo de todo el segundo semestre de vida, a un sin fin de juegos de relación social tales como el juego del cu-cu y otros que hacen las delicias de padres e hijos durante estas edades. Pero además, estos juegos sociales ponen la base de un nuevo esquema mental, muy importante para el desarrollo de la inteligencia: el de la percepción de la sucesión de acciones como causa y efecto. Y de este modo ,con esta nueva capacidad, el desarrollo o maduración del esquema de causa – efecto, la conducta del niño se hace cada vez más y más intencional.

Hemos visto que el niño, meses atrás, era capaz de aplicar aun mismo objeto gestos variados , diferenciados a partir de un tronco común conducta. También hemos visto que ha sido capaz de separar esos gestos unos de otros, como si de acciones diferentes se tratara. El siguiente paso evolutivo, al que vamos asistir ahora, consiste en coger una acción o gesto claramente diferenciado y ponerlo como un fin al que tender y luego coger otras acciones o gestos de esa misma secuencia ejercitada y utilizarlos como medios para alcanzar dicho fin. Con otras palabras, se trata de construir secuencias nuevas de gestos a partir de secuencias anteriores para llegar a un objetivo o resultado final.
Tiene así la posibilidad de secuenciar los gestos de manera diferente , es decir de combinarlos

Esta manera de proceder, construyendo secuencias que no existían con anterioridad, le permitirá llegar, a través de innumerables combinaciones, a resolver problemas adaptativos aparecidos en situaciones nuevas para él. Es a partir de este momento, a mitad del segundo semestre de vida cuando se establece la aparición de la conducta intencional.

Veamos el siguiente ejemplo. Nueve meses y dos días: El niño trata de coger un objeto que está un poco alejado, como no lo consigue recurre a gestos, que recuerda, tales como tirar de un cordel que está cercano, mover su cuerpo, hasta que llega a él. Hace sólo unos meses cuando intentaba coger algo y no podía se conformaba con coger otro objeto. Ahora busca cómo conseguir lo que se ha propuesto. Esto indica que hay imágenes que se convierten en metas y que la existencia de una meta le lleva a utilizar la memoria para mantener en su mente dicha meta , es decir es ya capaz de crear un propósito.

Como consecuencia de la construcción de estas combinaciones intencionales de gestos, los objetos vuelven a ofrecerle un gran número de nuevos resultados interesantes a los que hasta este momento era ajeno, los cuales a su vez se convertirán en fuentes de renovada atención. Unas veces consigue obtener los efectos buscados, otras descubre resultados nuevos y, como consecuencia de todo ello, a su vez descubre nuevas propiedades de los objetos, ampliándose cada vez más la imagen sensorial que de ellos tenía.

A los nueve meses y dos días observamos que intenta coger algo tirando de una cuerda y descubre que ésta sirve para hacer sonar una campana, utilizándola a partir de ese momento con este fin. También intenta golpear un objeto con otro para hacerlo sonar o mueve su cuerpo con la finalidad de hacer mover un sonajero que cuelga de su cuna, o también mueve un muñeco que estuvo colgado y que cuando lo cogió, en una ocasión, hizo sonar los sonajeros.

Existen propiedades de los objetos que son descubiertas precisamente como consecuencia de la persistencia que acompaña al intento de alcanzar una meta y que por tanto el bebé puesto que carecía de la capacidad de establecerlas y consecuentemente de esta persistencia en sus actos, no había sido capaz de descubrir con anterioridad .

De esta manera la imagen sensorial se amplía a través de una exploración sistemática de los objetos y el bebé obtiene un sin fin de nuevos descubrimientos.

Veamos las siguientes observaciones de un bebe de ocho meses.

En el acto de explorar un objeto, éste se le escapa, e inmediatamente juega a que se le escape. Al golpear un objeto ve que éste mueve otro de una determinada manera, y juega a tratar de repetir el movimiento del segundo.

Estas observaciones indican que su atención va dirigida a lo que hace pero también a como lo hace desarrollando ambas capacidades representativas

En la medida que el niño se da cuenta que ciertos gestos conllevan determinados resultados y otros no, perfecciona, de manera inconsciente pero efectiva, por un lado la capacidad de percepción de causa-efecto y , por otro, adquiere la noción del objeto como instrumento.

Así, a los ocho meses de edad ya trata de utilizar la mano de otra persona como intermediario para producir un resultado interesante. Y a los once indica con un gesto al adulto lo que tiene que hacer su mano, por ejemplo apretar un botón que él no sabe hacer.

A los doce meses el niño descubre no sólo que ha gestos sino objetos que pueden servir de instrumento para realizar determinadas faenas y , al contrario, que ciertos gestos pueden impedir realizar otras que le puedan ser desagradables.

Un dato curioso es que ante algunas molestias, como por ejemplo la limpieza de la nariz , el niño no separa la mano del adulto hasta que tiene bien adquirido el esquema de apartar objetos para ver lo que hay detrás o el de utilizar un objeto como instrumento para producir un efecto sobre otro. Hasta este momento el bebe se ha limitado a apartar su cara ante la molestia que supone que le suenen. Indica que la conducta humana , aunque algunos casos nos resulte difícil de comprender, aparece siempre ligada a esquemas previos que la hacen posible de lo que se sigue una importante conclusión de carácter pedagógico: buscar siempre la causa de un determinado fracaso en el niño en lugar de ampliar el sentido de su fracaso.
Pero como toda moneda tiene su reverso, el progreso que le está llevando al bebé a persistir en sus metas y a descubrir aspectos tan interesantes de la realidad, le produce por primera vez sentimientos de frustración ligados a su propia actividad en aquellos casos en los que no puede conseguir sus objetivos, como consecuencia de la tensión que pone en ello.

Estas primitivas frustraciones se acompañan de arrebatos de cólera que se diferencian claramente de los lloros provocados por otros motivos.


CAPITULO CUARTO


SIGUIENDO UN ORDEN

Con la exploración sistemática de los objetos, el bebé llega a darse cuenta de que un determinado gesto, como por ejemplo, el de apretar con el dedo pulgar una parte del mismo, produce resultado (movimientos o desplazamientos) diferentes, según sean estos.

En este momento el gesto parece independizarse de su esquema anterior y constituir por sí mismo un nuevo esquema. Los psicólogos evolutivos dicen que el bebé es capaz de crear por sí mismo, a partir de este momento esquemas de acción.

Estos esquemas indican la existencia de un grado de abstracción primitiva puesto que dejan de tener una ligazón directa con los esquemas motóricos previos de donde provienen. Funcionan por sí mismos de forma independiente. Y esta independencia de la acción va a tener una consecuencia directa, muy importante, en el desarrollo del lenguaje y su aprendizaje, como veremos más adelante, y de manera especial con la aparición de los verbos. El lenguaje se convierte y en una prolongación de la acción infantil y conserva incluso su estructura ( J. Bruner 1984)

Al principio, a los ocho meses, aplica diferentes nuevos esquemas de acción a un mismo objeto, luego a los diez meses podemos observar cómo es capaz de aplicar ya un mismo esquema de acción a diferentes objetos, lo que supone un dominio mayor de los mismos. Y a los once meses es capaz de aplicar esquemas de acción diferentes de forma simultánea. Se trata de un proceso al que dedicará el último trimestre de vida del primer año.

A los once meses y veintiocho días vemos al bebé sentado y agitando una campanilla y cómo interrumpe bruscamente su acción para colocar la campanilla delante de su pie derecho, y le da una patadita. Esta acción es la inversa a aquella otra en la que el bebé apartaba un objeto para ver otro. Ahora se trata de poner un objeto en un lugar determinado para a su vez aplicar , ejercitar, un nuevo esquema de acción. En este caso se trata de experimentar con la acción de golpear objetos con el pie.

Vemos pues que con la independencia de los esquemas y su correlato , el esquema o capacidad de generar nuevas acciones, tanto la mente como la conducta progresan rápidamente.

Esta construcción de secuencias, que ejercita el niño durante el último trimestre del primer año de vida, le predispone a poder disociar aspectos de su conducta y también de sus imágenes mentales.

De aquí al descubrimiento de las señales que preceden a ciertos fenómenos, como veremos a continuación, sólo hay un paso.

La percepción de secuencias, con su antes y su después, lleva directamente, ahora ya hablamos de capacidad de abstracción primitiva , a crear un nuevo molde evolutivo en donde se cimentará una primera noción de tiempo como percepción de sucesos.

Es este un caso más que muestra que las conductas que en un momento dado están a la vanguardia del desarrollo y que el niño adquiere lentamente y con esfuerzo, una vez consolidadas, se convierten en base o molde sobre el que elaborar conductas futuras. Hay por ello que considerar cada etapa del desarrollo en sí misma como si de la etapa de vida más importante de la vida del niño se tratara, sin esperar del futuro aquello que no se ha obtenido y consolidado convenientemente en el presente y evitar así que muchos procesos de aprendizaje resulten acelerados y al resultar incompletos o inmaduros no hagan sino crear frustraciones en los niños cuando se les pide la realización de una conducta que le es imposible evocar.

Hay que tener en cuenta que los procesos de maduración varían de un niño a otro, tanto debido a su propia base biológica como a las oportunidades que le ha ofrecido el entorno en un momento dado del desarrollo. No hay pues que equiparar a los niños en los momentos de partida , sino conseguir de ellos , si así lo deseamos por educación un parecido, que tampoco igual, punto de llegada o meta del aprendizaje.




CAPITULO QUINTO

INDICIOS Y SEÑALES


Hasta ahora los indicios que había percibido y utilizado el bebé se referían a ruidos o cambios en el ambiente asociados a sus necesidades, a través de los que había podido llegar a saber que iba a producirse un acontecimiento determinado y de este modo vimos cómo preparaba sus respuestas o incluso las anticipaba.

Pero, poco a poco, este proceso se va generalizando de modo que a la edad de nueve meses ha ampliado ya estos indicios a situaciones que no tienen que ver ya directamente con sus necesidades. Por ejemplo, es capaz de distinguir a las personas que entran en la casa por sus pisadas y adelantar respuestas diferenciadas según de qué persona se trate.

En esta observación, un bebé de nueve meses se pone a llorar cuando la persona que está con él se levanta y hace movimientos hacia la puerta. Y cuando se le presentan dos platos con comida diferente , vigila la cuchara y abre la boca o no la abre, dependiendo de plato de donde viene. Un poco más tarde, a los diez, no necesita ver de donde viene la cuchara, le basta el sonido que hace al chocar con el plato. Y a los once meses le basta el ademán de que se le va a quitar algo para que se ponga a llorar.

En todos estos casos vemos cómo los primitivos indicios asociados siempre a las necesidades del niño a finales del primer trimestre , han pasado, al final del segundo a convertirse en verdaderas señales.

Lo que ahora se convierte en el estímulo que desencadena su conducta diferenciada, es ya algo más externo, del mismo modo que sabemos que el humo es señal de fuego independientemente de cualquier acción o necesidad humana

Esta manera de proceder indica que sus imágenes mentales puede ya disociarse completamente lo que permite la percepción de un antes y un después del que hemos hablado en su relación con un inicial esquema de percepción del tiempo.


CAPITULO SEXTO

LOS PRIMEROS PASOS EN HABLA INFANTIL


Durante el primer semestre, en algunas ocasiones en que el bebé había emitido sonidos, los adultos presentes sin saber bien porqué, le imitaban ofreciendo así un refuerzo positivo, un resultado interesante, plenamente adaptado a su capacidad de asimilación, que el bebé trataba de reproducir. Incluso, llegaba a establecer con las personas más cercanas, madre, padre, abuelos, cuidadora, una especie de diálogo de gorgeos. También vimos como percibía que sus sonidos provocaban en las personas que le rodeaban todo tipo de reacciones, es decir , un aumento de est\imulos. Vimos como “ hablaba” a todo el mundo incluídos los objetos. Sus palabras , recordemos, eran bisílabas compuestas de sonidos guturales, labiales y dentales. En realidad no significan nada, no tenían contenido, simplemente eran un simple instrumento para mantener una incipiente relación social

Pero efectivamente la comunicación humana evoluciona y se caracteriza por utilizar verderas palabras no pseudopalabras sin significado. La palabra propiamente dicha tiene dos componentes: el significante que son los sonidos que se imiten y el significado que es el contenido, la idea que se esconde detrás de cada determinada combinación de sonidos.

A partir del segundo semestre de edad el bebé se prepara para ser capaz de emitir, en primer lugar, los significantes de las palabras, desarrollando su base fonológica. Pero no podemos hablar tampoco en este caso de palabras propiamente dichas, pues, aunque llegue a pronunciar casi todos los sonidos del habla y sean estos ya muy parecidos a los de las palabras propiamente dichas, desde el punto de vista de su pronunciación, siguen sin tener todavía contenido, siguen estando vacías. La capacidad de imitación ha progresado mucho como hemos tenido ocasión de ver por eso es capaz de imitar el habla mucho antes de comprenderla y, lo que es más curioso, imita igualmente el tiempo de emisión, las pausas y los tonos de voz.

Más adelante, durante el segundo año de vida, cumplido el primer año de edad, veremos como con un cierto repertorio ya adquirido de significantes el bebé se lanza a la comunicación humana.

Hay una etapa intermedia o paralela al perfeccionamiento fonológico que por exigencias de la comunicación él mismo inventa las palabras: pio-pio es un pájaro, guau-guau un perro o ta-ta la persona cercana. Así pues los primeros significados no se asocian a los verdaderos sonidos del habla humana sino a otros. Es como si dos esquemas diferentes el fonológico de los significantes y el simbólico de los significados debieran ejercitarse de forma separada para después converger. Y esto es así porque la forma de desarrollarse de uno y otro esquema pertenecen a aspectos madurativos muy diferentes y nos da la clave sobre por qué los seres humanos podemos expresar las mismas ideas a través de lenguajes tan radicalmente diferentes. Del mismo modo nos da la clave de porqué podemos aprender nuevos lenguajes. Por último nos indica que el lenguaje es un instrumento de un pensamiento cuyo desarrollo tiene leyes propias. Aunque el lenguaje cumpla una función fundamental en el mismo pensamiento, pues sabemos que relación social, pensamiento y lenguaje son caras de un mismo prisma.

Después de esta fase, cuya extensión es de varios meses, necesitará casi un año más para cambiar poco a poco sus significantes por los que son comunes al habla de los adultos y utilizar así las mismas palabras que los demás. En este caso el aprendizaje del lenguaje realizará algo parecido a lo que vimos en los primeros meses con los reflejos, desandar un camino para andar otro. Pues este destruir para construir no es una tarea absurda sino la manera de aprovechar esquemas anteriores en funciones nuevas.

De momento, durante este segundo semestre de edad, el bebé va a seguir construyendo el molde fonológico en el que se apoyará el lenguaje. Y lo hace pasando de un primer momento en que los monosílabos y bisílabos que emitía debían ser reforzados continuamente por los adultos, pues de lo contrario eran olvidados, a una segunda fase en la que es él quien nombra lo que le rodea con secuencias de sonidos más o menos aprendidas y que los adultos se encargan de corregirle presentando reiteradamente el modelo apropiado, de modo que esos sonidos quedan definitivamente reforzados mediante asociación con un significado que tiene valor de comunicación social.

Veamos con algunas observaciones a partir de los seis meses:

A los 0;6(5) cuando se le pone de pie, o cuando estando de rodillas trata de iniciar los movimientos que le llevarán al gateo – una especie de balanceo sobre brazos y piernas -, produce sonidos bisilábicos.

El intento de hablar se generaliza y se convierte en una respuesta no sólo a los estímulos provocados por la visión de los objetos, sino que también acompaña al ejercicio motor y a la ejecución de esquemas de acción como son los movimientos con los que se dirige a donde están las personas o los objetos deseados.

Este juego de emitir sonidos mientras actúa, tiene un doble efecto. Por un lado, le lleva a perfeccionar su fonación y abrir el camino a nuevas combinaciones silábicas, que en un primer momento surgen como consecuencia del azar y que posteriormente, mediante la repetición, quedan determinadas a semejanza de los tonos y la pronunciación del lenguaje adulto, creando un léxico o conjunto de secuencias fonológicas que podrá utilizar a su antojo. Por otro lado, se da la circunstancia de que el conjunto de personas próximas y coartífices de su desarrollo, padres, abuelos, cuidadores y educadores, su mundo social , responden , con redoblado ímpetu, a esas emisiones que cada vez se parecen más a sus propias palabras, presentando a su vez nuevos estímulos y correcciones que abarcan las inflexiones de voz, las secuencias de consonantes, el tono, el acento y la modulación de la voz , inhibiendo aquellas que no son propias de su lengua materna y estableciendo así la base para ejercitar el habla de su círculo social, con la que experimentará durante el segundo y tercer años de vida hasta llegar a imitar plenamente el lenguaje humano.


CAPITULO SEXTO


EL BEBÉ OBSERVA EL MOVIMIENTO : CÓMO SE DESPLAZAN LOS OBJETOS

El bebé ha adquirido durante el primer semestre de vida la capacidad de observar los objetos concienzudamente y , gracias a esta observación sistemática, ha enriquecido la imagen sensorial hasta poder hablar con propiedad de la existencia de una imagen mental y una incipiente capacidad representativa de un mundo exterior. Con la capacidad representativa el ser humano adquiere una nueva dimensión que nos separará definitivamente de la inteligencia de cualquier animal incluidos los simios superiores. Efectivamente, es la capacidad representativa la que permite crear las sociedades propiamente humanas. Pero esta relación entre la capacidad representativa y la relación social la veremos mas adelante con detalle cuando hablemos de la aparición del mundo simbólico en el niño; ahora vamos a ver, a través de unos cuantos ejemplos, cómo la imagen mental se prolonga en una especie de unidad de varias imágenes para que el niño pueda captar el movimiento.

Ya hemos comentado que con la consolidación de la imagen mental aparecía la memoria visual. Pues bien hasta que no se llega a un determinado desarrollo del nivel de memoria, el niño no puede empezar a captar adecuadamente el desplazamiento de los objetos, en primer lugar los que se mueven con lentitud y poco a poco los que se desplazan con más rapidez. Del mismo modo irá asimilando los desplazamientos de los adultos, el movimiento de sus brazos y piernas y sus gestos en general. El campo de asimilación de realidades móviles, en este caso en forma de movimientos de objetos y personas, se desarrolla considerablemente durante el segundo semestre. Con esta asimilación la capacidad de imitar recibe un nuevo impulso de manera que pasará a secuencias de personas ,objetos y animales en movimiento.
Como era de esperar, mientras desarrolla este tipo de percepción nueva, el bebé cae en errores tales como los que se derivan de no tener en cuenta desplazamientos sucesivos un tanto complicados.

En este caso el bebé buscará a las personas u objetos cuya trayectoria está siguiendo y que pierde de vista, donde los vio por primera vez.

Así, por ejemplo, para bebé de nueve meses y veinticinco días, aunque se haya ocultado por completo una muñeca ante sus ojos, tras una manta, todavía la buscará, después de mostrar su enfado, debajo de una tela donde había sido ocultada con anterioridad y que en aquel caso supo encontrar. Del mismo modo, si se hace sonar una campana que se ha ocultado totalmente ante sus ojos, el niño la buscará donde la vio y oyó sonar en otras ocasiones.

Por mucho que nos pueda parecer evidente que un objeto que se ha visto esconder debe estar donde se ocultó, para un bebé de esta edad, aunque sea capaz de seguir los movimientos de un objeto, se trata de una tarea ardua y no es capaz de descubrir un objeto totalmente oculto. La pérdida de la imagen en su totalidad le exige un esfuerzo muy grande de memorización y evocación para el que no está aún preparado. Le es más fácil seguir el movimiento del objeto si no pierde la imagen de vista. Sin embargo, sí puede descubrir un objeto si queda a la vista una parte del mismo. En este último caso la descubrirá rápidamente pues esa parte que está a la vista actúa como indicio del todo.

Un hecho curioso o sorprendente , si el objeto es totalmente nuevo, le puede resultar más fácil descubrirlo, aún en el caso en que sea ocultado en su totalidad. Esto indica que el dificultad para la búsqueda de algo está relacionado con el contexto en el que previamente ha estado situado el objeto o la persona. La extracción de un objeto de su contexto le produce un tipo de conflicto cognitivo que no puede resolver. En cualquier caso los adultos también sabemos del efecto del contexto, por ejemplo cuando tratamos de recordar donde hemos visto a una persona que se nos presenta en un lugar del que estamos habituados a verla.



CAPITULO SÉPTIMO

UN SALTO IMPORTANTE: LA IMITACION DE GESTOS NO VISIBLES

Durante el segundo semestre de vida los bebés muestran ya mucha destreza en imitar ciertos gestos de los adultos, pero les resulta difícil imitar algunos tales como sacar la lengua , poner su mano sobre la cabeza , etc. Se trata de casos en los que el bebé no puede ayudarse de la visión para realizar la acomodación necesaria de su gesto al modelo.

¿Cómo pues imitar tales gestos?

La inteligencia trata siempre de solucionar los problemas de adaptación que el medio, en este caso de carácter social , le presenta. Veamos, con unas cuantas observaciones, el camino que ha seguido para ello:

A los ocho meses y trece días, el bebé trata de imitar al adulto, que saca la lengua, mordisqueando su propia lengua. Es la única respuesta que es capaz de dar en ese momento. Unos días más tarde, sin embargo, se mordisquea los labios como respuesta al mismo gesto que le es presentado por el adulto. Al día siguiente, mordisquea los labios y saca la lengua pero no aparece todavía la imitación propiamente dicha, pues no la mantiene siguiendo el modelo presentado. Más adelante, en uno de los intentos, el bebé emite sonidos dentales tales como da....da...da... El adulto imita a su vez estos sonidos del bebé y a partir de ese momento el niño es capaz de sacar la lengua cada vez que lo hace el adulto delante de él. Diez días más tarde se puede observar ya un perfecto gesto de imitación

¿ Qué es lo que ha pasado?

Simplemente se ha establecido un puente entre la posición de sacar la lengua para emitir el sonido ‘da’ que ya poseía y el gesto de sacar la lengua que ahora quiere imitar. El puente, en este caso, ha sido una asociación auditiva. Como la imitación auditiva llevaba pareja una determinada posición de la lengua , el bebé ha sido capaz de “abstraer” el gesto de sacar la lengua . Claro está que para que se dé esta “abstracción” es necesario que el bebé perciba varias veces de forma regular el mismo estímulo y pueda perfeccionar su gesto mediante el juego hasta que se acomoda totalmente al modelo.

Veamos otro ejemplo de un bebé de ocho meses y veintiocho días. Mira como el adulto se chupa el dedo pulgar y luego el índice. No ha hecho nunca esta imitación y se queda perplejo. A los pocos días cuando el adulto está repitiendo el gesto, se apodera de la mano del adulto y la chupa. Unos días más tarde se mordisquea los labios cuando se le presenta este mismo modelo. Dos días después se aproxima ya el pulgar a la boca, mirando atentamente al adulto, pero no lo chupa. A los pocos días imita el gesto perfectamente. En este caso el bebé se ha servido de la coordinación del esquema visual y de succión que ya domina para chupar en primera instancia la mano o el pulgar del adulto. Esta coordinación se convierte en el puente que le llevara a meter su propio pulgar en la boca.

Este proceso es muy ilustrativo del nivel de desarrollo del bebé durante el segundo semestre, puesto que aunque ya vimos que al final del primero, en un intento de ampliar los mecanismos de adaptación, empezó a realizar coordinaciones de tres esquemas en las que el visual ocupaba un papel preponderante, ahora vemos que es capaz de buscar ese tercer esquema aunque no exista en su mente o no lo haya practicado nunca, y lo hace, de modo correcto, por tanteo y aproximación como acabamos de ver. Así pues crea las coordinaciones a partir de la exigencias del momento y estas coordinaciones son los puentes de los que hemos hablado para llegar a imitaciones de gestos no visibles.

Precisamente porque es capaz de buscar esquemas nuevos el adulto puede ayudarle y potenciarle, como por ejemplo, a abrir y cerrar la boca u otros gestos igualmente no visibles para él. El aprendizaje se acelera pues se empieza realmente a aprender por imitación. Bastará recoger alguno de los gestos que espontáneamente aparezcan cuando el bebé intente imitar, por ejemplo, apretar las encías, para que se produzca la asociación necesaria. La imitación de los gestos del bebé por parte del adulto, siempre produce un efecto positivo en el desarrollo de ciertas conductas incipientes. La rapidez en conseguir una buena imitación depende de los gestos que el adulto elija como los más convenientes para que se produzcan las asociaciones puente.

Siguiendo este mismo proceso , un poco más adelante, será capaz de imitar gestos y sonidos nuevos que jamás ha ejercitado. Veamos unos ejemplos:

0,8(9) El bebé responde al sonido vu-vu-vu-vu ,que no ha oído nunca, con bu-bu-bu-bu

0,9(16) Cuando se le presenta un modelo consistente en el sonido ga-ga , el bebé responde ma-ma, después ah-ah, luego ba-ba y finalmente pa-pa.

Como vemos no siempre se consigue una aproximación demasiado exacta al modelo presentado sino que se deriva hacia esquemas conocidos.

0.9(26) Cuando se le dice ti-ti responde i-i y luego te-te

Lo importante es que el bebé realiza una operación representativa, es decir, una verdadera operación mental. Parte de una imagen sensorial y va derivando, poco a poco , tratando de acercarse al modelo. Podemos decir que se ha dado ya un progreso significativo en la utilización de las imágenes mentales, pues al desarrollar mecanismos de derivación a partir de un esquema previo , el niño crea un camino a través del que podrá acercarse con éxito a modelos que nunca se le han presentado con anterioridad, de una forma cada vez más rápida.

Para imitar,no será ya necesario tener la imagen mental previa, sino que podrá construirla durante el mismo proceso de imitación. Esta capacidad para derivar a partir de imágenes previas, es la misma que subyace en operaciones mentales posteriores ya más evolucionadas, como las que parten de conceptos previos o premisas y por derivación se llega a conclusiones. La capacidad para las matemáticas incluye este tipo de operaciones que parte de axiomas ( verdades evidentes o ya demostradas ) y se llega a través de la derivación a conclusiones o a la demostración de su certeza. Con otras palabras, estamos en el inicio de los procesos deductivos del pensamiento.

Este proceso al principio se manifiesta en una serie de tanteos de conducta , manifestación externa que con el tiempo se interioriza.

En los siguientes ejemplos vemos cómo al niño, al principio, le cuesta un tiempo considerable llegar a conseguir una buena imitación. Esto es así porque los primeros tanteos le sirven para desarrollar el proceso mental del que , una vez bien establecido, se servirá para resolver los retos adaptativos que se le presentan. Por el contrario,una vez establecidas las conexiones neuronales correspondientes , la velocidad de derivación y ejecución llegará a ser prácticamente instantánea.

Un bebé de diez meses consigue imitar el gesto de los cinco lobitos pasando por las siguientes fases:

De 0;10(9) a 0;10(18) mira atenta y alternativamente las dos manos.
De 0;10(18) a 0;11(16) responde con el gesto de decir adiós.
De 0;11(16) a 0;11(19) levanta el brazo con el puño cerrado y balancea su mano ligeramente sin mirarla ( sólo mira al modelo).
A los 1;0(3) imita correctamente el modelo.


CAPÍTULO OCTAVO

¡QUE EXTRAÑO ME RESULTA ESE SEÑOR!


Durante el segundo semestre, el bebé consigue tener una percepción diferenciada y unitaria de la madre, padre o personas relativamente familiares. Su capacidad de percibir e imitar rasgos de conducta y gestos de los adultos le lleva a establecer una comparación que no había tenido lugar hasta este momento. Como consecuencia de ellos se le produce una sensación de extrañeza ante gestos, voces, tonos y rostros de personas desconocidas , que exterioriza como una reacción de timidez , que algunas ocasiones acaba en lloro.

Esta diferenciación de las personas más cercanas va acompañada de un fortalecimiento del vínculo afectivo. A partir de este momento las separaciones de las personas más próximas, que le dan sensación de seguridad, van a resultar más problemáticas y el bebé recurrirá en muchas ocasiones al enfado y al lloro para hacer volver a dichas personas.

Se observa también que el niño pide con más insistencia estar en brazos y esto ocurre por varios motivos. Por un lado , como acabamos de decir, porque el bebé siente necesidad de afecto y contacto personal, por otro, porque se siente más seguro unido a un adulto y por último porque ha descubierto que la persona mayor es una fuente de estimulación continua. Es pues importante saber diferenciar estas y otras necesidades de los niños cuando piden ser cogidos en brazos para conseguir un buen equilibrio entre el afecto que necesita , y el juego individual que desarrollará la capacidad de estimularse a sí mismos además de permitirles adquirir una cierta seguridad en la distancia.

Hacia los nueve meses de edad el bebé empieza a dar de nuevo muestras de confianza y, aunque conserve para siempre esta reacción de extrañeza ante las personas desconocidas, su propio desarrollo y la capacidad de establecer analogías hace que pueda generalizar y ampliar el campo de sus relaciones afectivas.

AFECTIVIDAD DEL NIÑO DURANTE EL PRIMER AÑO DE VIDA
ESCALA DE DESARROLLO

Sonríe ante voces conocidas 1 mes de vida
Se tranquiliza cuando se le habla calmosamente 1 mes de vida
Sonríe ante objetos conocidos 2 mes de vida
Hace gorgoritos cuando se le habla 2 mes de vida
Deja de llorar cuando alguien se le acerca 3 mes de vida
Desaparece el reflejo de Moro ante ruidos desconocidos 3 mes de vida
Ríe a carcajadas y da gritos de alegría 4 mes de vida
Al moverlo vocaliza y sonríe 4 mes de vida
Distingue cuando los que le rodean están contentos o no 5 mes de vida
Responde con risas a la estimulación táctil 5 mes de vida
Emite sonidos característicos de placer 6 mes de vida
Ríe y chilla cuando se juega con él 6 mes de vida
Sonríe a una imagen o fotografía 7 mes de vida
Le gusta que lo zarandeen 7 mes de vida
Aprende a hacer caricias 8 mes de vida
Abraza a los peluches y muñecos imitando a los adultos 8 mes de vida
Se enfada si se presta atención a otro niño 9 mes de vida
Empieza a no tener miedo ante personas extrañas 9 mes de vida
Repite los actos que han hecho reír 10 mes de vida
Diferencia la sonrisa y no sonríe ante un extraño 10 mes de vida
Cuando el padre y la madre se acarician se interpone 11 mes de vida
Si se le riñe, llora con rabia 11 mes de vida
Sonríe a las personas mientras realiza algunas acciones 12 mes de vida
Llora cuando se riñe a otra persona 12 mes de vida



CAPITULO NOVENO
¡YA PUEDO DISTANCIARME ! 

El origen de las conductas de gateo pueden rastrearse desde los primeros meses de vida a través de manifestaciones tales como los movimientos natatorios que se observan ya al cuarto mes si se coloca al bebé boca abajo, o las vueltas de prono a supino ( de boca abajo a boca arriba) del quinto mes de vida, o las de supino a prono (de boca arriba a boca abajo) que son propias del séptimo mes, o incluso la reptación del noveno.

Pero es alrededor del décimo mes de vida cuando el bebé consigue ponerse a cuatro patas ( manos y rodillas), ensayando movimientos de balanceo hacia adelante y hacia atrás y ejercitando cambios para mantener el equilibrio en esta postura.

Alrededor del undécimo mes se desplaza apoyándose en manos y rodillas y coordinando, con cierto ritmo, el brazo derecho y la pierna izquierda que lanza hacia delante, cambiando luego el brazo izquierdo y la pierna derecha.

Será cumplido el año cuando el niño tendrá perfectamente adquirido el gateo que ha aumentado también en velocidad. Es también a esta edad cuando el niño aprende a andar, produciéndose un descenso progresivo en la utilización del gateo como forma de desplazamiento, para dejarla reducida a un juego.

Con el gateo el bebé tiene la posibilidad de desplazarse por la casa, lo que hace a menudo, perdiendo de vista a la madre o padre. Para suplir ésta pérdida de visión de la madre o padre que son su punto de referencia, el bebé ensaya un nuevo sistema de comunicación consistente en emitir sonidos mientras gatea y lo hace de forma intermitente. La persona adulta a su vez contesta a los pequeños gritos que emite el bebé si no se ha alejado demasiado y en cualquier caso cuando tiene que ir a por él conoce más o menos la distancia y el emplazamiento. A su vez el bebé empieza a distinguir diferentes llamadas de la madre o padre y aprende a orientarse, de modo que suele recorrer el camino inverso de forma correcta , hasta encontrarse de nuevo con el adulto cuando le pide que vuelva.

Durante el segundo semestre el bebé ensaya ponerse de pie , primero, claro está, cogiéndose de los muebles hasta que lo consigue y ejercitando el agacharse y el levantarse; a continuación, cuando ha adquirido cierta seguridad, ensaya hacerlo desde la posición de gateo hasta que consigue levantarse por sí mismo sin ayuda. Para ello debe, sin dejar de apoyar las palmas de las manos, extender las piernas desde la posición de rodillas y estirar al mismo tiempo los brazos, para finalizar con un impulso a nivel de pelvis que le permitirá obtener la posición erecta.

Al final del año se atreve ya a levantar uno de los pies sin apoyo y al cabo de aproximadamente un mes más puede ya moverse sólo.

1;0(20) Está en una habitación y oye voces y ve luces en otra estancia, entonces se aventura a ir hasta allí, pero por el camino va emitiendo sonidos. Se para varias veces para emitir el sonido y esperar la respuesta. Cuando llega a la sala todo le mundo le dice cosas y el muestra satisfacción.

Estas manifestaciones suponen un cambio de conducta del niño puesto que antes lloraba para hacer venir al adulto, y ahora es él quien lo busca a través del desplazamiento

En realidad el niño no se pone en movimiento sino recibe algún tipo de respuesta, lo que nos indica que la relación social es fundamental para desarrollo de muchas conductas.




RECOMENDACIONES PEDAGÓGICAS

Según J. Bruner, el habla y otras muchas destrezas importantes para la condición humana se aprenden a partir de la relación entre niños y padres. Son estos los que pueden darles pautas ( demostraciones) y respuestas adecuadas en los momentos adecuados debido a la relación afectiva existente. Esto ocurre de forma natural y sin aprendizaje formal ; pero una condición es necesaria para que el niño crezca sano e inteligente: que esta presencia sea relajada y activa respecto del niño. Atención pues a la privación prolongada de la presencia de ambos padres.










CAPITULO DECIMO

DE PROFESIÓN INVESTIGADOR

Hemos visto cómo a partir de los seis meses, y durante todo el tercer trimestre, el bebé ha ido adquiriendo destrezas para explorar los objetos de modo que ha aprendido a darles la vuelta , a lanzarlos , a arrastrarlos por el suelo , a dejarlos caer para observar el movimiento de caída, etc. Pero es a partir de los diez meses de vida cuando empieza a investigar de modo sistemático cualquier novedad que descubra.

Con anterioridad aplicaba todo lo que sabía hacer a cada objeto. El proceso era largo y costoso pero era el único camino posible que le permitía llegar a saber qué gestos eran apropiados a determinados objetos y no a otros. A los diez meses, cuando descubre que un determinado gesto o movimiento va bien al fin propuesto , por ejemplo al lanzamiento de un determinado objeto, ensaya dicho gesto de forma sistemática antes de pasar a otro de tal modo que lo perfecciona en gran medida. Veamos:

0;10(10) Juega a tirar objetos al suelo. Los tira variando claramente las posiciones de la caída. Varía la posición del brazo y trata de que caigan en un lugar determinado.

0;10(29) Coge una cadenita y la hace resbalar lentamente por los dedos de su mano izquierda. Repite este tipo de caídas unas doce veces. Luego pasa a sacudirla, a deslizarla por una superficie y por último juega a soltarla desde diferentes alturas.

0;11(9) Empuja suavemente los objetos hasta que llegan al borde la mesa y luego sigue con los ojos su caída.

Cumplido el año el bebé sigue experimentando con los objetos en situaciones cada vez más complicadas: 1:1(24) Golpea diferentes objetos con la finalidad de comparar los sonidos que producen.

Y unos descubrimientos llevan a otros: 1:3(27) Levanta el brazo y deja caer los objetos por detrás de la espalda. De este modo descubre que puede poner los objetos sobre su cabeza y lo intenta de forma sistemática hasta que adquiere cierta destreza.

Estas experiencias se producen desde la posición de gateo, la bipedestación, agachándose a coger los objetos, etc.. Se trata de una edad en la que aparece el gusto por gatear detrás de las pelotas, observando atentamente todos sus movimientos, y experimentando con los impulsos de lanzarlas por la habitación.

Cambia los objetos continuamente de lugar y estudia sus posiciones y movimientos según sea la superficie. 1; 1(20) En el baño hunde los juguetes para verlos flotar y los deja caer desde diferentes posiciones para ver el efecto del salpicado.

Estas experimentaciones se extienden a los recipientes, de modo que les encanta pasar líquidos y sólidos de unos a otros.

Se observa un tanteo progresivo, por ejemplo, cuando un niño de 1;3 ( 28) consigue meter todos los cubos de un juego en recipientes de tamaños progresivos.

1: 1(3) Introduce en una caja una cadena por un extremo y luego el otro, sin sacar el extremo ya introducido

1;1(2) Consigue introducir un anillo en una varilla después de aplicarlo varias veces sobre la varilla.



CAPITULO UNDÉCIMO
JUGANDO A ESCONDER OBJETOS

La imagen representativa de los objetos está suficientemente adquirida cuando el bebé cumple su primer año de edad y su memoria visual progresa continuamente dando lugar a un sin fin de juegos:


1; 4 (27) Sube a un sillón , tira un lápiz por detrás perdiéndolo así de vista, baja dificultosamente del sillón, le da la vuelta y encuentra el lápiz. Sube de nuevo y vuelve a repetir la experiencia unas cinco veces.

1:4 (1) Esconde objetos debajo de los cojines y de los manteles y los vuelve a coger.

1; 2(15) Mira atentamente el lugar por donde va a salir un objeto oculto cuando se tira del mismo con una cuerda.

J. Piaget dice que a esta edad al niño le interesa todas las experiencias posibles sobre el espacio tanto lejano como próximo


CAPITULO DUODECIMO


NUEVAS FORMAS DE HACER LAS COSAS

Ya vimos cómo las imágenes mentales, construidas dificultosamente, proporcionaban a bebé suficiente flexibilidad como para buscar y encontrar, en su repertorio, aquellos gestos que le posibilitarían llegar a un fin propuesto, y cómo a su vez daban pie a un sin fin de conductas exploratorias.

Cumplido ya el primer año de vida y aunque se produzca dentro del tanteo, el niño aumenta el número y serie de correcciones progresivas de los gestos con los que está manipulando los objetos, hasta que consigue su objetivo más rápidamente y de forma más eficaz. En este proceso aprende a evitar gestos inútiles.

1; 1 (24) Tarda aproximadamente veinte días en darse cuenta que el mejor modo de conseguir un objeto, que está depositado en una bandeja que gira sobre su eje, es aprovechar el movimiento giratorio de la misma y no intentar cogerlo con un movimiento rectilíneo.

1; 3 (12) En un mismo día y a través de veinte ensayos, aprende a dar la vuelta sistemáticamente a un palo que se le presenta horizontalmente al otro lado de unos barrotes verticales.

Pero en cuanto se interrumpe la experimentación durante unos quince días, el niño vuelve a caer en los mismos errores; lo que indica que su memoria no abarca todavía procesos tan amplios. No obstante, la recuperación se produce de forma rápida y eficaz.

1:4 (0) En un solo día y tras cuarenta ensayos, llega a introducir entre barrotes un objeto que le ha sido presentado de tal forma que un barrote quedaba en medio, de modo que era necesario hacerlo retroceder para colocarlo en la posición adecuada y para que pudiera entrar por cualquiera de los dos huecos que quedaban al lado del barrote.

ESTRUCTURA DEL PROCESO DE TANTEO EXPERIMENTAL AL FINALIZAR EL PRIMER AÑO DE VIDA

Esquema :

En primer lugar se produce un esbozo de solución recurriendo a esquemas conocidos , de modo que el tanteo se orienta. Por ejemplo mueve de diferentes maneras el objeto.

En segundo lugar se produce, a través de la actividad del bebé, una diferenciación del esquema o los esquemas elegidos. Por ejemplo, selecciona el movimiento de girar la muñeca y lo perfecciona.

En tercer lugar se producen una serie de pruebas hasta que se da con la solución. Ejemplo: aplica el gesto seleccionado de girar la muñeca hasta que consigue la posición correcta

Por último se repite la experiencia varias veces con la finalidad de dejar bien establecido el procedimiento del que se partirá en futuras ocasiones para solucionar problemas semejantes o diferentes


El juego del niño durante el primer año de vida es básicamente sensorial , como hemos podido ver. Los juguetes que encontramos en el mercado para esta edad están orientados a perfeccionar los sentidos y ayudar al niño a construir sus imágenes mentales. Es decir las dos actividades que hemos visto desarrollarse y perfeccionarse a lo largo del año. Un tercer grupo de juguetes están diseñados con el objetivo de perfeccionar el desarrollo motor del niño.

JUGUETES PARA EL PRIMER AÑO DE VIDA
(Algunas sugerencias)

Primer mes : Objetos que cuelguen de la cuna y produzcan sonidos al moverse el bebé.
Segundo mes: Proyectores de luces y sombras que se muevan por el techo.
Tercer mes: Móviles de música y movimiento que se cuelgan del techo o de la cuna.
Cuarto mes : Alfombra o tapiz de actividades diversas.
Quinto mes : Tente tieso musical.
Sexto mes : Muñecos de tela.
Séptimo mes: Bola con artilugios para el ejercicio de los dedos.
Octavo mes: Cubos con asas y aristas ser cogidos y volteados de diferentes formas.
Décimo mes: Pequeño piano musical de tres o cuatro teclas.
Undécimo mes : Correpasillos.
Duodécimo mes: Caballo balancín.

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