martes, 12 de noviembre de 2013

JINETES DE ANDALUCIA



Por las grises sementeras de  tierras de Andalucía
dando voces al rocío, cabalgan los aparceros.
El sol, vigía de las yeguadas,
asoma en la lejanía y restaña en los aceros.

Caballos y yeguas potrillas llenan sus vientres de plata,
la brisa besa álamos y fresnos,
los ecos del silbido al mayoral delata 
y responden mugidos de oscuridad en el silencio.

Se alargan las figuras con garrochas de sombra,
relinchan alazanes con sus jinetes inquietos.

Conducida la yeguada hasta el cortijo,
restallan  las espuelas
y cruzan el campo abierto
hacia el encinar bravío
por las colinas disperso.

El sol pone oro en el trigal,
al viento ondean crines y  pañuelos,
jinetes sobre caballos mítico ademán
derriban a los toros  por el suelo.

Invocando  a vírgenes y santos,
levantan el hierro incandescente.

Berridos y gemidos, como un canto,
anuncian en la aldea el rito de los signos,
que se marcan en los vientres .

Sudorosos, buscan sombra en su camino,
y preparan en cazuelas y sartenes,
con aceite y agua fresca  del cortijo,
las camperas migas de los viernes.

Cuando el sol se oculta en la montaña,
cabalgan de nuevo los tartesios,
entre reflejos de sangre carpetana,
y usando  con  destreza rienda y freno
separaran los  terneros de las vacas.

¡Que bien manejan sus garrochas!                  

¡Qué bien cabalgan!

¡En otro tiempo contra Roma y contra Aníbal,  
 los guerreros con sus lanzas…!  



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