
Al margen de ideologías, propongo la
siguiente reflexión. Si no condenamos los golpes militares, sean
del signo que sean, la democracia se convierte en una trampa. Así
de sencillo.
Veamos el proceso, en este caso en
relación con “la primavera árabe”. Aunque no se necesita ser
muy perspicaz para darse cuenta que eso mismo ocurrió con motivo del
golpe militar contra la segunda República española, de cuyo rédito
a favor o en contra todavía viven algunos políticos, o más
recientemente en el año 1973 con el caso Allende en Chile,etc,etc.
Se nos invita a la participación ciudadana en unas elecciones y se
nos llama “ amigos de la democracia”.
Pero acaso, ¿No tiene la democracia
sus propias leyes?
El pueblo Egipcio votó
mayoritariamente a los Hermanos Musulmanes, como los españoles
votaron la República o los chilenos a las izquierdas de Salvador
Allende. ¿Razones? Muchas y complejas . En general en los momentos
de transición votamos a quienes nos parecen más justos. Es decir
la gente vota contra el exceso de poder, la corrupción , el
sometimiento de la justicia y las lacerantes desigualdades sociales
del régimen anterior. Luego vienen los 23-F , más o menos exitosos,
como que el se acaba de producir en Egipto, que llevan las aguas al
molino.
Sin embargo para los que han salido
elegidos, la cosa es mucho más trágica. Del día a la mañana se
convierten de “elegidos democráticamente” en “ enemigos del
pueblo” por obra y gracia del golpe militar. La sentencia
inapelable: persecución, en cualquier caso prisión, quizás la
muerte.
¡Ah! Y no se me argumente que Hitler
subió al poder como consecuencia de una votación democrática
porque entonces mejor no votamos.
© Rafael Rodrigo Navarro