ENFERMOS
DE INDIVUDUALISMO
por
Rafael Rodrigo Navarro
Lo
mío no ha sido un “ caer del caballo” como le ocurrió a Pablo
de Tarso que según las crónicas de la antigüedad supuso su
conversión al cristianismo, lo mio ha sido simplemente un “ caer
del burro” ( o de la burra ). Porque ambas versiones del dicho
popular son correctas en castellano. Precisamente de eso vamos a
hablar.
El leve pero definitivo empujón que hizo que perdiera el
equilibrio, se debe a Prado Esteban y Felix Rodrigo autores de un
libro preclaro y excelente titulado : Feminicidio o autoconstrucción
de la mujer.
Carmen
Rigal a raiz de la anulación por parte de la Corte Constitucional
de Guatemala de la sentencia contra el general Efrain Rios en un
artículo publicado en el diario Mundo (22/05/2013) comenta: la
etnia ixil es un grupo maya cuyas referencias se remontan al año
200. Establecida en el norte de Guatemala, fueron las tropas
españolas las primeras en imponer su dominio con embates ofensivos
que diezmaron la población. Los ixiles llegaron al siglo XIX
barridos y esclavizados.
Una
revolución liberal acabó con sus tierras comunales y los indígenas
fueron transportados, como reses, a los grandes cafetales, donde
trabajaron en régimen de semiesclavitud (!) a cambio de un plato de
rancho.
A continuación narra las desgracias de este pueblo a manos del
citado general que llegó a ser jefe del estado guatemalteco y
posteriormente procesado por sus crímenes contra la etnia.
No
hace mucho visité el pueblo de Marinaleda con varios amigas y amigos
del municipio donde vivo, pues existía la curiosidad común de
conocer qué había ocurrido realmente y saber a donde había llegado
aquella larga experiencia de luchas jornaleras que dieron fama al
Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía en los años ochenta.
Podríamos
resumir diciendo que la necesidad de supervivencia y la dignidad
habían hecho alzarse a aquellos jornaleros en un intento pacífico
por “ poseer la tierra”. Yo diría: volver a poseer la tierra.
En
un artículo de Nxu Zäna titulado “ Reflexiones contra la teoría
Queer desde una perspectiva indígena” publicado en los blogues “
Verdad, mujer y sociedad” y “ Artículos en la ciudad de las
mujeres” la autora dice: “Si
la teoría queer y sus seguidores pretenden que me deshaga de mi
identidad como indígena y como mujer puedo con toda razón decirles:
ustedes son un arma del sistema, una corriente ideológica que
promueve la globalización, la herramienta de la homogenización”
y añade: “
Consideran que la organización colectiva es imposible y sin
sentido, sólo se pretende reivindicar derechos individuales no
colectivos y es aquí donde nuevamente afirmo que esta postura es un
fiel reflejo del neoliberalismo”
Las
tierras comunales fueron desapareciendo a lo largo de la historia en
la medida en que los Imperios desarrollaron códigos civiles que las
abolieron y ejércitos que las ocuparon. En unas civilizaciones
antes y en otras después, se impuso la propiedad privada sobre las
tierras comunales por la fuerza, como derecho de conquista. La
resistencia de los pueblos por la defensa de lo comunal fue casi
siempre heroica, pero eso no cuenta para una historia escrita por
quienes se repartieron la tierra comunal: aristocracia y milicia,
es decir el Estado. Los jueces pertenecían a la aristocracia, hoy
al funcionariado estatal.
Los
jornaleros de Marinaleda se encuentran con la siguiente paradoja:
quieren que las tierras sean comunales, pero no encuentran la forma
jurídica que lo haga posible. Los gobiernos autónomos y los
ayuntamientos hace siglos que no representan al pueblo sino al
Estado. Además se trata de Andalucía, una tierra que no ha tenido
respiro. Tras el Imperio romano ocupó y gestionó sus tierras el
Imperio islámico y a continuación el Estado cristiano, sin
paréntesis en el tiempo.
Se
nos presenta el liberalismo como arquetipo del progreso ciudadano y
de las libertades, pero no olvidemos que la primera constitución
liberal surgió en Cádiz de manos de militares y terratenientes. Se
inició así el siglo de la liquidación definitiva de lo comunal en
España con las continuas desamortizaciones que llenaron de
desheredados toda la península ibérica, obligándolos como en el
caso de las “reses ixiles ” en los cafetales de la revolución
industrial.
Pero
hay un hecho evidente en la organización social humana : Si se quita
la tierra a aquellas gentes que han vivido en la extensión de sus
tierras comunales, a partir de ese momento se divide al pueblo en
“ poseedores” de esa tierra antaño comunal y en “ desposeídos” jornaleros, luego emigrantes trabajadores industriales sin identidad étnica.
A partir de entonces necesariamente se instala un conflicto en la
convivencia que no puede sino derivar en guerra civil.
Nxu
Zäna :
Un sistema que nos discrimina, violenta, extermina porque no
coincidimos con su forma de concebir el “desarrollo”, el
“progreso”, el “trabajo”, el “éxito”, la “explotación
de recursos”, así
pues nos despojan de nuestras tierras, nuestra voz, nuestras lenguas,
nuestras costumbres, nuestras culturas, nuestros entornos ecológicos,
nuestros conocimientos para
que aprendamos “su” forma de vivir, una forma de vivir que
consideran “mejor” a la nuestra. Y
acaba : la
generación de la teoría queer contribuye a la generación de un
saber que forma parte de los juegos de poder del sistema en el
rompimiento de las comunidades e identidades.
El
gran pecado de los indígenas actuales es que todavía defienden sus
tierras comunales. ¿Qué los hace tan diferentes e inasimilables
al sistema? Las relaciones convivenciales propias de la comunalidad.
Es decir, una escala de valores radicalmente distinta y un lenguaje
conceptualmente diferente que llama madre a la Tierra y Hermanos a
sus semejantes con quienes conviven.
La
opresión que observamos hoy día sobre las comunidades indígenas
y su queja, es la misma opresión y la misma queja que han sufrido los pueblos de Europa y de otros continentes desde hace
siglos.
Cuando se pierden las tierras comunales, se pierden valores,
sociabilidad e identidad.
Todo resulta más difícil, desde las relaciones personales y
familiares , pasando por las relaciones económicas, hasta la
gobernabilidad y las relaciones cívicas.
Pero
decía al inicio de este artículo que el texto de Prado Esteban y
Felix Rodrigo me habían hecho reflexionar y caer en algo evidente
aunque por lo visto nada fácil de aceptar a juzgar por las
reacciones emocionalmente subidas de tono de quienes se ven en
contradicción con los puntos de vista “ políticamente correctos”
que nos venden los medios de comunicación.
¿
Por qué hablamos de
revolución liberal o neoliberal
si en realidad no ha cambiado nada desde que la oligarquía
financiera y la junta militar gobiernan los estados a través del
parlamentarismo?
El
cambio cultural correspondiente al liberalismo no fue sino una
manera nueva de entender el dinero, ampliar la propiedad privada y
reestructurar el estado según modelos de organización militar.
Para
ello en primer lugar se perfeccionó el ejército y la policía y a
continuación se modificó el derecho siguiendo el código civil
napoleónico que entre otras cosas consideró a la familia una
organización jerárquica representada por el varón ( cabeza de
familia/cap/cabo). La semilla del conflicto fue así sembrada en una
institución milenaria que aspiraba a basarse en la igualdad y el
amor, aunque en la práctica mediatizada por la propiedad privada, el individualismo y la desigualdad económica. Desde entonces la degradación de la familia parece seguir un
curso imparable como consecuencia de una lucha inducida y antinatural entre sexos. De hecho parece observarse un cambio de
paradigma para que todo siga igual, pues en la actualidad se pretende
que sea la mujer quien ocupe cargos directivos en la milicia y
represente a la familia frente al Estado.
Evidentemente
que el Estado en forma de poder absoluto existía con anterioridad al
liberalismo, pero sólo la propaganda más insidiosa trata de
convencernos de que ya no es así.
¿
Por qué hablamos entoncesde Estado del bienestar
si
en realidad el mayor bienestar es el que deriva de la autogestión de
la propia vida y de la vida de la comunidad ?
El
bienestar que nos ofrece el Estado es un bienestar basado en las
migajas de la depredación. Con ello se trata de borrar el rastro y
hacer creer al jornalero que nunca tuvo una propiedad compartida y al obrero que ya no es tan esclavo porque posee un
salario industrial de unas ciertas características con el que
puede aspirar a imitar a los poderosos de este mundo.
Pero
cl verdadero
problema es que el Estado actual no ceja en su estrategia por combatir el sentimiento
comunal que todavía permanece en nuestro inconsciente y nos habla
de fraternidad, autogestión de conocimientos, economía de recursos
y respeto por el planeta. Y en este intento echa mano de ideologías
como la de género, entre otras, para incidir en el enfrentamiento
entre personas, porque en último término al estado le interesan los
individuos, para quienes se ha inventado la propiedad privada a
cambio de una obediencia ciega y una permanente disposición para la
guerra.
Desconfía y trata de destruir las
colectividades organizadas que son difíciles de manipular y como
tales siempre se oponen al robo de lo colectivo o a participar en
conflictos absurdos. Las comunidades tienden de manera espontánea
y natural a proveerse de instituciones como el comunal en un
intento de hacer la vida más saludable.
Hace
tiempo que los humanos estamos instalados en una especie de caos
conceptual porque ni “ humano “, ni “ hombre” , ni “mujer”
, ni “ familia”, ni “gobierno”, ni “defensa”, ni “
economía”, ni “ propiedad” , ni “ sexo”, ni “ salud”
, ni “ educación” , ni “ dinero” ni “ convivencia” ni
prácticamente ningún concepto significan los mismo si te colocas en
la escala de valores de lo comunal o en la escala de valores de lo
individual.
Pero
insisto, y en esto consiste la evidencia : lo estatal no es lo
comunal. Por el contrario, lo individual y lo estatal conforman una misma realidad,
dos caras de una misma moneda. No importa que ese estado se tilde de socialista o capitaliesta. Y de no “ hacer una verdadera
revolución” que incluya lo colectivo y lo individual caminamos,
enfermos de individualismo y de estatismo, hacia un conflicto cada vez mayor. Por
eso me adhiero al concepto de revolución integral de la que hablan
los autores del citado libro.
Rafael
Rodrigo Navarro